
Era un inmenso campamento al aire libre, y yo estaba sola, mirando de lejos, cantando los cuentos que me cuentan, olvidándome sueños en una isla. Había quien quería cambiar un sueño de viajes por un sueño de amores, y había quién ofrecía un sueño para reír en trueque por un sueño para llorar un llanto bien potente. Andaba por ahí, buscando los pedacitos de su sueño, por culpa de alguien que me los había llevado por delante, fui levantando los pedacitos y pegándolos, con ellos hacía un estandarte de colores. Sentía sed mientras dormía. Pedí un vaso de agua, rápido porque ya me tenía que ir.
Mis sueños se marchan de viaje, y desde lejos les digo hasta siempre, con un pañuelo.
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