sábado, 13 de noviembre de 2010

La casa de las palabras


Las palabras, guardadas en viejos frascos de cristal, se ofrecían locamente con ganas de ser elegidas. Ellos abrían los frascos, andaban en busca de palabras que no conocían, y también buscaban palabras que conocían y que habían perdido.

En la casa de las palabras había una mesa de los colores.
Cada uno se sirve el color que le hace falta.
Estaba prohibida la entrada. Allí, ellos habían grabado sus mensajes, no habían dejado un pedacito de hoja sin cubrirla de palabras.
Cada cual había encontrado su manera de decirle: gracias.
Yo también encontré, sin palabras, mi manera. Y entré sin entrar. En silencio estuvimos conversando, calladamente hablando de mares, un viento salado nos golpeaba la cara. Una tarde tan linda como los amores de paso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario