
Es apenas un instante, un momento, un segundo en el que uno equivoca el camino. A partir de ahí, cada paso que damos nos aleja cada vez más de nosotros mismos. No tenemos conciencia de los errores que cometemos, a penas una sensación, una pequeña voz interior que nos dice "algo está mal". Y aunque esa vocecita está ahí, seguimos adelante, ignorándola, equivocandonos, casi a conciencia. Lo ves venir. Sabés que eso que estás por hacer va a cambiar todo, y así y todo lo hacés. Ya te extraviaste, ya te vaciaste, ya te equivocaste, ya te fuiste, ya te perdiste, ya te traicionaste. Y ahí te mirás al espejo y ya no te reconocés, hay otro que te mira, te pregunta ¿Dónde fuiste?, ¿Dónde estás?.
Un error lleva a otro error. Es tan fácil equivocar el camino y tan difícil volver de eso.. Es un IMPULSO, un momento irracional, y ya no hay vuelta atrás.
Ya estás perdido, errado, extraviado, si no tenés rumbo, ¿A dónde podés ir?
Hay alertas, advertencias, pero no las escuchamos y vamos directo al error. Errar es hacer algo pensado sólo en nosotros y NADA en los demás. ¿Qué nos pasó?
¿Por qué nos equivocamos tanto?, ¿Por qué fuimos tan débiles?. Cuando cometiste error tras error no podés nisiquiera quejarte, ni ese derecho tenés.
Corrés, te desesperás. Pero cuando tomaste el desvío, el tiempo de regreso es más largo. Porque en tu desvío causaste dolor, herídas que tardan mucho en sanar. El dolor se transforma en resentimiento, en tristeza vieja, inolvidable. Ya no soy la que era, ya no sos el que eras, ¿Dónde estás?, ¿Dónde estamos?
Querés volver el tiempo atrás, querés volver a ser quien eras, pero ya es tarde, y mientras corrés, tu corazón llora porque sabés que tendrías que haber escuchado esa vocesita, ese murmullo constante que te decía que estabas equivocando el camino.
Corrés y corrés pero ya es tarde, sólo podés mirarte al espejo y preguntarte, ¿Dónde estoy?
Un error lleva a otro error. Es tan fácil equivocar el camino y tan difícil volver de eso.. Es un IMPULSO, un momento irracional, y ya no hay vuelta atrás.
Ya estás perdido, errado, extraviado, si no tenés rumbo, ¿A dónde podés ir?
Hay alertas, advertencias, pero no las escuchamos y vamos directo al error. Errar es hacer algo pensado sólo en nosotros y NADA en los demás. ¿Qué nos pasó?
¿Por qué nos equivocamos tanto?, ¿Por qué fuimos tan débiles?. Cuando cometiste error tras error no podés nisiquiera quejarte, ni ese derecho tenés.
Corrés, te desesperás. Pero cuando tomaste el desvío, el tiempo de regreso es más largo. Porque en tu desvío causaste dolor, herídas que tardan mucho en sanar. El dolor se transforma en resentimiento, en tristeza vieja, inolvidable. Ya no soy la que era, ya no sos el que eras, ¿Dónde estás?, ¿Dónde estamos?
Querés volver el tiempo atrás, querés volver a ser quien eras, pero ya es tarde, y mientras corrés, tu corazón llora porque sabés que tendrías que haber escuchado esa vocesita, ese murmullo constante que te decía que estabas equivocando el camino.
Corrés y corrés pero ya es tarde, sólo podés mirarte al espejo y preguntarte, ¿Dónde estoy?
Pasa siempre..... todo lo que dice arriba, tarde o temprano nos pasa....
ResponderEliminarLo importante es aprender de esos errores y no tratar de cometerlos!